viernes, 6 de diciembre de 2019

LOS ORÍGENES DE NUESTRA GUERRA INTERNA


Profundizando en el conocimiento del Ser hacia los orígenes de nuestro decaimiento nos encontramos de lleno con el paradigma de la víctima y el victimario del cual hablamos a continuación.


Imagen de Iván Tamás en Pixabay 

EL PARADIGMA DE LA VICTIMA Y EL VICTIMARIO. LOS MAPAS.

Hay toda una base de leyes que sustentan este paradigma de la separación, la oposición y la guerra. 
Entre ellos encontramos condicionamientos en base a la creencia de que tan sólo podemos elegir entre dos soluciones únicas que presuponen que entre dos partes siempre hay una a la que le toca perder o ser menos o peor que la otra parte. El Paradigma de la víctima es una herencia directa del conflicto dual, de imponer un juicio y una moral que eleva a una parte y degrada a la otra. La energía degradada así como la que degrada se convierten en una entidad propia que gobierna nuestra vida en todos los aspectos. Con entidad propia quiero decir que nos identificamos absolutamente con esta definición “soy víctima” “soy victimario”. Se piensa, se siente y se reacciona como tal. Estamos muy arraigados a esta visión por lo que se precisa una clara decisión y gran determinación para abandonar este paradigma de guerra. 

Para poder unificar y establecer un estado de paz hay que revisar los patrones que generan el conflicto y sanar las heridas y el dolor que tantas experiencias bajo este paradigma han generado en nosotros mismos y nuestras relaciones. Pero además, hay que cambiar nuestra visión y elevarla para poder conocer la tercera alternativa. Y es que no hay tan solo dos opciones para solucionar un problema (la que me beneficia o la que te beneficia), en realidad solo hay una la que es mejor para todos, pues nos beneficia a todos.

REVISANDO MAPAS.


Imagen de Pexels en Pixabay 

Existen gran número de mapas mentales o patrones enterrados en nuestro subconsciente que son los que sostienen este paradigma vivo. A continuación vamos a presentar algunos de ellos.
  • SER BUENO O SER MALO.
Esta medida se basa en tu cualidad para cubrir las expectativas. El problema es que no siempre coinciden las expectativas propias con las ajenas, porque tenemos distintas opiniones sobre una misma cosa, por lo tanto comúnmente diferimos en qué es bueno o mejor o qué es malo o peor. Pensamos que quien cubre nuestras expectativas es buenísimo, pero quien no es malo. Y lo mismo, somos buenísimos si hacemos lo que quieren o pensamos igual o malísimos si decidimos no hacerlo o pensamos distinto. Sin embargo, que estemos o no de acuerdo en algo no hace de menos a nadie, nuestro valor es exactamente el mismo, esta es la verdad. 
Hay que romper con esta creencia a la que nos aferramos tan arduamente, sobre que realmente existe lo bueno o lo malo. Y dejar de querer dirigir nuestra vida según esta medida que siempre será relativa a una opinión no a una verdad auténtica.

  • MATAR O MORIR
Creer que en una decisión que nos incumbe o incumbe a otros siempre va a haber una parte que va a salir perdiendo o se va a tener que sacrificar o va a sufrir. Esta creencia nos impide alcanzar la solución perfecta para todos, por ello es muy importante eliminar este patrón y permitirnos acceder a la tercera solución. Existe absolutamente una decisión eficaz para todos permitámonos descubrirla, tomar consciencia de ella.


  • NEGAR Y AFIRMAR
Es cierto que no siempre estamos en discordia entre el sí y el no, la armonía entre lo que niega y lo que afirma es muy poderosa pues forma el equilibrio perfecto para la manifestación. Por ello, debemos estar atentos cuando estas creaciones hacen acto de presencia. Pues suelen arraigarse con más fuerza y eso dificulta el liberarlas, suele ser una programación mas resistente y requiere más insistencia en muchas ocasiones. Cuanto más en armonía mayor es la aceptación con la identificación, es decir, que más asumido está como somos o como son las cosas para nosotros.

Estamos llenos de creencias que nos colocan en una postura de perdedor, de víctima, de impotencia e incapacidad, de carencia. Creemos que hay experiencias que se nos niegan, que nunca nos suceden o sudarán a nosotros, lo creemos imposible. La realidad es que nada es imposible y cualquier cosa que sucede a otro también nos puede suceder a nosotros. Y usamos la afirmación y la negación para encarecernos de cualquier cosa. Por ejemplo:  Afirmación: “Esto no me sucede a mi”; Negación: “A mi sólo me pasan calamidades”. 
Recordemos en todo momento y reconozcamos esta verdad absoluta que dice que todo es posible en mi también.



Para cambiar nuestra vida y mejorar nuestras relaciones con nosotros mismos y los demás es necesario un compromiso por la labor del cambio. Cuidar de nosotros va más allá de cuidar nuestro aspecto y nuestra salud con el ejercicio y la comida. Es cuidar de nosotros revisar nuestras creencias, sanar nuestros traumas y cambiar nuestra perspectiva. Esta es una labor que enaltece y unifica cuando se hace con respeto, amor, gratitud y aceptación. ¡Apostemos por ser mejor y vivir mejor!

Adalis©




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